Concepto:
Una “caza del tesoro” es una de las
estructuras de actividad didáctica más populares entre los docentes que
utilizan la Internet en sus clases. En esencia, una caza del tesoro es una ola
de trabajo o una página web con una serie de preguntas y una lista de páginas
web en las los alumnos buscan las respuestas. Al final se suele incluir la
“gran pregunta”, cuya respuesta no aparece directamente en las páginas web
visitadas y que exige integrar y valorar lo aprendido durante la búsqueda. Las
cazas del tesoro son estrategias útiles para adquirir información sobre un tema
determinado y practicar habilidades y procedimientos relacionados con las
tecnologías de la información y la comunicación en general y con el acceso a la
información a través de la Internet en particular.
Estructura:
2.1.
Introducción
En la Introducción se deben describir la tarea y las instrucciones
para realizarla. Ante todo debemos despertar el interés de los alumnos por
averiguar las respuestas a las preguntas.
2.2.
Preguntas
Debemos listar y numerar las preguntas o pequeñas actividades a
realizar. Para formular las preguntas, en el caso de alumnos jóvenes,
deberíamos copiar y pegar las frases exactas que contienen la información
relevante que queremos que encuentren (una de cada página web de la lista de
recursos) y luego transformarlas en preguntas directas. Para alumnos más
mayores, se pueden efectuar preguntas que impliquen actividades más complejas,
relacionadas con la lectura comprensiva, la inferencia, la reunión y
organización de información, la comparación, etc. Si plantamos pequeñas
actividades, deben poderse realizar con cierta rapidez: leer un mapa, efectuar
un cálculo, averiguar el resultado de una pequeña simulación, etc.
2.3.
Recursos
A continuación debemos listar los títulos y URLs de las páginas a consultar para encontrar las respuestas a las preguntas o realizar las actividades. Un buen hábito es marcar los recursos interesantes que encontremos cuando navegamos por la red, aún cuando no sean lo que estábamos buscando: así podremos explorarlos posteriormente.
Es recomendable hacer preguntas no sólo sobre el qué, sino también
sobre el por qué (implica análisis: ¿por qué las cosas ocurren de determinada
manera?), sobre el cómo (implica solución de problemas: ¿cómo pueden hacerse
mejor?, por ejemplo) y sobre el qué hacer (implica toma de decisiones: ¿qué
opción debo escoger?). Para hacer preguntas consistentes, podemos hacerlo de la
siguiente manera: primero escribimos la pregunta, luego la reformulamos (un
máximo de 50 palabras) especificando qué se pretende que aprendan los alumnos
respondiéndola. Luego, a la luz de nuestros objetivos, revisamos la primera
formulación.
2.4. La
gran pregunta
Incluir una pregunta final, global, cuya respuesta no se encuentre
directamente en ninguna página de la lista de recursos, sino que dependa de las
respuestas a las preguntas anteriores y de lo aprendido buscando las
respuestas. Idealmente, debería coincidir con un objetivo curricular y puede
incluir aspectos valorativos y de opinión personal sobre el tema buscado. Aquí
podríamos trabajar normas, actitudes y valores pidiendo que los alumnos
reflexionaran sobre las implicaciones personales, sociales, políticas, etc. del
tema de la caza (si se presta a ello, naturalmente).
Ejemplos de cazas de tesoro
CONOCEMOS LAS FIGURAS
LA LUNA
LOS ANIMALES DOMÉSTICOS Y SALVAJES
NUESTRO CUERPO ES UN TESORO
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